Los impulsores de la corte arbitral de Baleares aspiran a convertir las islas en referencia del arbitraje internacional en materia de turismo

08 OCT 2009El decano del Colegio de Abogados de Baleares, Juan M. Font Servera y el presidente de la Cámara de Comercio de Mallorca, Juan Gual de Torrella, han presidido hoy, en la sede de la corporación colegial, una reunión decisiva de cara a la constitución de la Asociación de Arbitraje de las Islas Baleares, que, impulsará ,a su vez, la Corte Arbitral balear. A la reunión han asistido representantes de los colegios profesionales y de otros organismos interesados en formar parte constituyente de la nueva asociación, entre los que figuran los titulados mercantiles y empresariales, los notarios, los arquitectos, aparejadores, economistas, censores jurados de cuentas y agentes de la propiedad inmobiliaria. Todos ellos se han comprometido a someter los estatutos a sus respectivos órganos de Gobierno de cara a la constitución definitiva de la entidad.

La idea es que la Corte Arbitral sea realidad en el año 2010, cuente con el apoyo decidido de las administraciones de las islas y multiplique las posibilidades de resolución extrajudicial de los conflictos que puedan surgir en materia de derecho privado entre empresas y/o particulares. En suma, se trata de extender la cultura del arbitraje y de ofrecer una alternativa extrajudicial a la solución de las controversias empresariales.

En última instancia, se pretende, además, convertir la Comunidad Autónoma balear en un referente internacional en el arbitraje en materia de turismo. Un objetivo que, en opinión del decano de los abogados, Juan Font, “Baleares puede asumir perfectamente, dados la experiencia y el desarrollo que este sector ha alcanzado en el archipiélago”.

Colegio de Abogados y Cámara de Comercio: más de 20 años de experiencia arbitral
El precedente más inmediato de la futura Corte Arbitral se encuentra en el Tribunal de Arbitraje que en el año 1992 crearon la Cámara de Comercio de Mallorca y el Colegio de Abogados, un organismo que, en términos relativos, lidera el número de resoluciones arbitrales institucionales de todo el Estado. Desde su creación, el Tribunal de Arbitraje ha tramitado un total de 415 casos, básicamente relacionados con cuestiones del ámbito civil de las relaciones particulares entre sociedades o personas físicas y sobre obre todo con controversias de derecho civil, mercantil o societario.

El sector de la construcción es el que más encomienda sus controversias a arbitraje institucional, generalmente en temas como la resolución de contratos de obra, la liquidación definitiva de la ejecución y el impago de certificaciones. Éstos no sólo son los casos más numerosos, sino también los de mayores cuantías económicas. Asimismo, destacan las resoluciones contractuales, los contratos de compraventa y, más recientemente, el arbitraje societario.

El servicio ofrecido por el Tribunal de Arbitraje institucional de la Cámara de Comercio y el Colegio de Abogados no trata materias relativas al derecho administrativo, fiscal, penal o laboral. Tampoco pueden ser objeto de arbitraje las cuestiones sobre las que ha recaído ya resolución judicial firme y definitiva, y todas aquéllas que requieran la intervención del Ministerio Fiscal. Debe haber, además, libre disposición de las partes y estar incluidas en los contratos las cláusulas arbitrales.

El arbitraje que se plantea desde la Cámara y el Colegio es de dos tipos: de derecho y de equidad. El de derecho se regula a través de la Ley, mientras que el de equidad busca soluciones más adaptadas a la situación de las partes, basándose más en principios de igualdad y humanidad que en rigurosos preceptos legales.

Ventajas del arbitraje
La agilidad es uno de los principales beneficios del sistema arbitral. Las controversias se resuelven en un plazo medio de entre cuatro y seis meses, y, al no caber la segunda instancia, el tiempo del procedimiento siempre es más corto que en la vía judicial ordinaria. Además, las partes pueden elegir al árbitro, con alta especialización, y fijar el calendario.